La orfebrería francesa, experimentó un desarrollo continuo en la Edad Media y una
renovación importantísima en la época clásica. Más tarde, empresas de renombre,
herederas de esta edad de oro o hijas de la Revolución industrial, impulsarán
la innovación y la creatividad.
Orfebrería de BOULANGER vidrio fino con filetes de oro |
Los pueblos bárbaros, que derrocaron al imperio romano, introdujeron en Francia y en el resto de Europa su gusto por el lujo y su experiencia en el trabajo de los metales preciosos. Con la cristianización, estos conocimientos se aplicaron a los objetos de culto -relicarios, cruces y coronas votivas- y la orfebrería continuó su expansión durante la Edad Media. Durante el periodo gótico, estas piezas llegaron a alcanzar una dimensión monumental.
Cartera de plata |
En el siglo XVII, nacieron grandes casas, como Odiot. Las cortes de Francia, y posteriormente de Europa, realizan encargos a esta dinastía de orfebres reconocida como una de las más prestigiosas. Napoleón I será uno de sus más ilustres clientes de esta casa, que realizó, entre otros, la cuna del rey de Roma, los inmensos servicios de Madame Mère y de Pauline Borghese o el servicio de campaña del Emperador.
Con la Revolución industrial se desarrollan otras casas prestigiosas. La orfebrería Christofle nace a mediados del siglo XIX y no tarda en aplicar la doradura y la plateadura por electrolisis.
Se inscribe en una tradición en la que la naturaleza y la fauna ostentan un lugar particular. Un servicio de té puede tomar la forma de una pera y estar adornado en los lados con mariposas de plata. Napoleón III encargó todos los servicios de mesa del Imperio a esta casa, que también recibió pedidos del emperador de México o del zar de Rusia. Se convirtió en el proveedor de ministerios, embajadas y parlamentos de todo el mundo, pero también de la hostelería de lujo y, hasta día de hoy, del Palacio del Elíseo en París.
Prendedor marcasita |
Otra gran casa, Puiforcat, creada en 1820, volverá a experimentar un gran crecimiento en el periodo entreguerras, con un estilo vanguardista y desnudo que realza el metal. Y también podemos citar a Ercuis, que recibe el nombre de un pueblecito de Oise. Ahí, un joven cura montó en 1867 una empresa de orfebrería religiosa. Ercuis se especializó en los artes de la mesa, los servicios de té y de café así como en los cubiertos de plata maciza. La fábrica se mantiene en su pueblo de origen.
Por Alejandro Glade R.
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