Orfebrería religiosa del Siglo XII.

 Por: Alejandro Glade R.

Arca

En el curso del período impropiamente llamado “gótico”, que comienza en el siglo XII, la orfebrería tomará un rumbo decisivo. En efecto, no solamente seguirá la evolución de la escultura y de la arquitectura, sino que los talleres monacales, al amparo de los cuales se refugia largo tiempo, desaparecerán progresivamente, reemplazados por la mano de obra laica que se organiza corporativamente. En fin, su utilización para fines profanos cobrará importancia; crecerá, casi sin límites, una nueva rama de actividad. Desde principios del siglo XII, los orfebres son absolutamente maestros de sus técnicas, y su arte alcanzará en el siglo siguiente su más alto punto de perfección. De ello veremos ejemplos luminosísimos. En seguida, poco a poco, será menos vigorosa, casi diríamos más frívola, y la habilidad crecerá poder ser suficiente por ella misma.

Relicario Frances

De las obras de orfebrería religiosa de este largo período de cuatro centurias, que llega hasta los albores del Renacimiento, las más numerosas y las más notables de las conservadas hasta hoy son seguramente los relicarios. Las reliquias que poseían los santuarios y que motivaban las piadosas visitas de los fieles, tienen, en las prácticas devotas de la Edad Media, extraordinaria importancia. Ya grande en la época románica, su número había sido considerablemente incrementado por los preciosos restos que de sus expediciones habían traído los cruzados. Los santuarios, enriquecidos por sus dones, se hicieron célebres, pues en ellos se conservaban los cuerpos de los santos a los que la poderosa intervención de Dios había señalado de un modo singular. Las peregrinaciones a San Román, en Rouen; a Santa Magdalena, en Vezelay; a Santa Genoveva, en París; a Santiago de Compostela, en Galicia; a San Denís, hacían afluir cada año millares de peregrinos a sus respectivos santuarios.

Relicario Tríptico

Los cofres primitivos en los que se conservaban los huesos para resguardarlos del celo indiscreto de los fieles y de los píos latrocinios, facilitando al mismo tiempo su transporte en las procesiones, fueron luego enriquecidos, adornados o reemplazados por obras más dignas de los tesoros que contenían. El producto de las limosnas dadas por los peregrinos permitía dedicar a esas arcas y a esos relicarios considerables sumas. Entre ellos encontraremos los ejemplos más significativos de la doble tendencia que siguieron los orfebres al comienzo del período gótico. Para la primera se inspiraron en las formas y en la decoración arquitectónica; la segunda les hará reemprender, para reproducción de la figura humana, la técnica del metal repujado, fundido en alto relieve, en bulto entero o corpóreo, siguiendo con ello los progresos y la maravillosa expansión de la escultura. La decoración en filigrana continuará siendo empleada, pero las filigranas que con anterioridad al siglo XII estaban compuestas de un hilo redondo estriado en la cara exterior, o compuesta de dos hilos unidos y torcidos en espiral, estarán en el futuro generalmente formadas por láminas de las dos caras laterales y labradas en dos lados que forman su grosor.

Copones o ciboriums

Los relicarios, objetos de ostentación y no propiamente de uso, revistieron una gran variedad de formas, de dimensiones y, podemos decir, de motivos, asuntos y temas en los que la imaginación fecunda y original de nuestros antepasados pudo expansionarse libremente.

Incensarios

Ostensorio

Otros objetos fabricados en este periodo.

Cofres primitivos / Arcas / Relicarios / Sarcófagos / Iglesias en miniatura / Pequeñas maquetas de lugares religiosos / Incensarios con formas de construcciones / Relicarios trípticos / Calices / Copones / Tronos / Ostensorios / Manifestadores.



Escrito por: Alejandro Glade R.