El Tesoro de Príamo y la máscara de Agamenón.
2350-2100 a.C.
Heinrich Schlemann (Alemán) |
La Ilíada de Homero era considerada en el siglo XIX un poema
épico sin ningún viso de realidad. Las luchas y batallas de los héroes como
Aquiles, Héctor, Ajax o Ulises, el fruto de la ficción, y la mítica Troya, una
ciudad, que de existir, no tendría en ningún caso reflejo en los versos de
Homero, que habría inventado lo más esencial y por tanto no serviría como base
para encontrar su ubicación.
El arqueólogo Heinrich Schliemann (06/01/1822-26/12/1890), en el año 1870
inicia excavaciones en la colina de Hissarlik, en Turquía, guiándose por la lógica del relato del texto
de Homero arrojaría luz sobre el emplazamiento
de los muros de Troya, y el descubrimiento finalmente ocurrió.
Un nuevo estudio, que llevará a cabo William Aylward de la
Universidad de Wisconsin-Madison, podría
ampliar los conocimientos sobre el yacimiento y alimentar la agria polémica
entre historiadores y arqueólogos que se abrió en el mismo momento en el que
Schliemann encontró la supuesta primera piedra de la ciudad, debajo de siete
estratos que formaron nuevas urbes
superpuestas a lo largo de los siglos.
William Aylward está convencido que las nuevas técnicas
arqueólogicas y de estudio químico y biológico servirán para obtener una
información mucho más precisa de unas ruinas que siempre han levantado
diferencias en la comunidad científica.
Schliemann, héroe por antonomasia de la entonces joven
ciencia arqueológica no ha escapado de las dudas sobre sus investigaciones ya
que el entusiasta excavador tendía a magnificar sus descubrimientos, manipulando
su significado, como en el caso de la Máscara de Agamenón o el Tesoro de
Príamo, rey de la ciudad de Troya.
En el primer caso, aunque la pieza es incuestionable que
perteneció a un jefe guerrero noble no hay constancia de que haya pruebas evidentes
que permitan afirmar que el objeto perteneció a Agamenón, el rey griego que
asedió la ciudad de Troya en La Ilíada. Simplemente, Schliemann perseguía con
tanto ahínco la leyenda de sus amados versos -que conocía de memoria- que
estaba a dispuesto a darle el empujón que necesitaban.
Sophia Kastrommenos, ataviada con las joyas del Tesoro de Príamo |
El caso del Tesoro de Príamo es aún más controvertido. Según el relato que ha pervivido, Schliemann lo encontró junto a su mujer Sofia Kastrommenos, después de haber dado un día libre a sus ayudantes y subordinados intuyendo el formidable descubrimiento que estaba a punto de hacer. Cuando encontró los cerca de 8.000 objetos entre diademas de oro, pendientes, colgantes, pulseras y un sinfín de piezas, los atribuyó directamente a Príamo, como en el caso de Agamenón. Hay fundadas sospechas, no obstante, de que Schliemann juntó poco a poco esas piezas y las presentó posteriormente como un hallazgo único, para darle más relieve.
Máscara de Agamenón |
Realidad, ficción o una mezcla de ambas, sigue alimentando
el debate de uno de los más jugosos yacimientos arqueológicos del planeta, y al que la nueva
expedición de William Aylward dará nuevas
noticias.
Por: Alejandro Glade R.
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