A mediados de la década de los 50, un monasterio en las orillas del río Chao Phraya, cerca del barrio chino de Bangkok, es reubicado y movido de su sitio, para dar cabida a una nueva carretera. Los monjes dispuestos, se sirven de una grúa para mover la estatua de Buda de “ arcilla”, una especie de estuco dorado, a su nueva ubicación. La estatua, procedente de Ayutthaya, es levantada por la grúa para llevarla al nuevo lugar, y como era mucho más pesada de lo que se pensaba comenzó a resquebrajarse y desafortunadamente cedió un cable y la estatua cayó. Los monjes dejan la estatua y deciden esperar hasta conseguir un equipo más potente y poder levantar la estatua sin problemas y este mal presagio asustó a todo el mundo, y después de una fuga multitudinaria, la estatua quedó abandonada en el suelo . Para colmo de males, llegaron las lluvias con una tormenta que dejó a la ciudad anegada de barro y agua, por lo que los monjes amorosamente cubrieron la estatua con lonas para evitar la humedad. Pasó el tiempo y en la oscuridad de una noche, el monje principal tomó su linterna y salió para asegurarse de que el Buda estaba cubierto adecuadamente. Cuando la luz de la linterna hiso que brillara una de las grietas que se había formado en la arcilla, vio una luz tenue y brillosa... un reflejo de algo debajo de ese manto de arcilla. De inmediato comenzaron a cincelar cuidadosamente y a sacar fragmentos de barro, lo que hiso que el resplandor fuera más brillante. Horas más tarde, y con todo el barro removido... los monjes estaban en la presencia de un Buda de oro macizo.
Esta estatua de una altura de 3m y de un peso de 5,5 toneladas, reside en el templo del Buda de oro en Bangkok, Tailandia. Es la estatua de oro más grande del mundo. Está trabajada en el estilo de Sukhothai (1238-1370) pero podría haber sido fabricada posteriormente. Su procedencia de la antigua capital Ayutthaya impide considerar una fecha posterior a 1750. El Buda está representado en la tradicional postura del Bhumisparshamudra (tocar la tierra como testigo, la mano derecha hacia el suelo).
Cada año, millones de personas van allí para ver esta magnífica obra de arte y a adorarlo a sus pies. Y pensar, que fue descubierto por razones impensadas...
Escrito por: Alejandro Glade R.
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