La historia del rey Midas es un
mito con tragedia y avaricia, esta historia nos narra lo que sucede cuando no
se reconoce la verdadera felicidad.
Cuadro de Frans Francken el joven "Mesa del rey Midas" |
El rey Midas fue un rey de gran fortuna que gobernaba
el país de Frigia, en Asia Menor, y que gobernó en el período entre el 740 a. C. y el
696 a. C., aproximadamente. Este rey tenía todo lo que un rey podía desear. Vivía
en el lujo más grande imaginable dentro de su lujoso y gran castillo. Compartió
su vida de abundancia con su hermosa hija. A pesar de que era muy rico, Midas pensó
que su mayor felicidad era la que le proporcionaba el oro. Su avaricia era
tal que solía pasar sus días contando sus tesoros y monedas de oro! De vez en cuando solía cubrir su cuerpo con
objetos de oro, como si estuviera dándose un baño en ellas. El dinero y las
riquezas eran su obsesión. Un día, Dionyssus, el dios del vino y de las fiestas,
pasó por el reino de Midas. Uno de sus compañeros, un sátiro llamado Sileno, se
retrasó en el camino por lo cansado y decidió tomar una siesta en los famosos
jardines que rodeaban el palacio. Cuando el rey Midas pasaba por allí éste fue
encontrado durmiendo, y al que reconoció al instante y lo invitó a pasar unos
días en su palacio. Después de eso, Midas llevó a Sileno donde Dionyssus. El
dios de la celebración, éste muy agradecido con Midas por su amabilidad, le prometió
a Midas satisfacer cualquier deseo que él tuviera. Midas, pensó por un rato y
luego dijo: Me gustaría que todo lo que yo toque se convierta en oro. Dionyssus advirtió
al rey para que pensara bien acerca de su deseo, pero Midas insistió
en lo mismo. Dionyssus ya no podía hacer otra cosa, y le prometió al rey que a
partir del día siguiente todo lo que tocara se convertiría en oro. Al día
siguiente, Midas, se despertó ansioso por ver si su deseo se haría realidad.
Extendió su brazo tocando una pequeña mesa y esta de inmediato se convirtió en
oro. Midas saltó de alegría! Luego tocó una silla, una alfombra, la puerta, la
bañera, otra mesa y lo que siguió haciendo con todo lo que había a su paso
corriendo por todo su palacio hasta que quedó agotado y feliz al mismo tiempo!
Se sentó a la mesa para desayunar y tomó una rosa entre sus manos para oler su
fragancia. Cuando la tocó, la rosa se convirtió en oro, y dijo, voy a tener que absorber la fragancia sin
tocar las rosas, supongo, pensó en la decepción. Sin pensarlo, se comió una
uva, pero también se convirtió en oro! Lo mismo ocurrió con una rebanada de pan
y un vaso de agua. De repente, empezó a sentir miedo. Las lágrimas llenaron sus
ojos y en ese momento, su amada hija
entró en la habitación. Cuando Midas la abrazó, ella se convirtió en una
estatua de oro! Desesperado y temeroso, Midas ahora odiaba el don que tanto
había codiciado, levantó los brazos y oró a Dionyssus para que retirara esta
maldición de él. El dios escuchó Midas y
sintió pena por él. Le dijo a Midas que fuera al río Pactolus a lavarse las
manos. Midas así lo hizo: él corrió hacia el río y lavó sus manos y con asombró
vio como el oro fluía y salía de sus manos.
Era tanto el oro que los antiguos griegos de
esos lugares decían que habían encontrado oro en las orillas del río Pactolus.
Cuando volvió al palacio, todo lo que Midas
había tocado había vuelto a la normalidad. Midas abrazó a su hija con plena
felicidad y decidió compartir su gran fortuna con su pueblo. A partir ese día,
Midas se convirtió en una mejor persona, generosa y agradecida por todos los
bienes de su vida. Su pueblo tenía una vida próspera y cuando murió, todos
lloraron por su amado rey.
VALOR DE METALES: BUSCAR SEGUN EL PAIS.
Escrito por: Alejandro Glade R.
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